Sobre los edificios del Islam
Mezquitas, mausoleos, palacios, murallas, todas y cada una de ellas están vestidas de historia y nubladas por países que nos venden otra imagen.
En lo particular me encantan la mezquita de Solimán el Magnífico y la Alhambra , cuando las veo pienso "¿Qué hago aquí? debería estar haciendo una para mí."
La primera me asombra por su tamaño, sus cúpulas que parecen ascender al cielo y sus alminares que acarician las nubes, dentro, sus luces envuelven al ojo hacia un portal de asombro y perdición en la belleza de sus detalles.
La Alhambra en cambio es el paraíso paradójico, aunque estuvo rodeado de guerras y muerte, conserva los ideales de sus constructores: reflejar grandeza. Sus acabados, fuentes, espacios y jardines se conjugan como toda una obra de arte.
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